Por eso
tiene tantas ansias de libertad. Alguien dijo que hay un tiempo para cada cosa.
¿Y ahora? ¿De qué tiempo se trata? ¿Qué más puedo esperar? Es una llamarada
súbita. Y hambre. Y deseo. Y ya no entiendo nada. Y miro por la ventana y
siento otros olores y el vecino tiene las luces apagadas y ahora es ella quien
me empuja, y lo hace con dulzura y me sonríe y me estira las piernas, y se tumba
sobre mí. Y es decidida. Muy decidida. Y me mira
desde abajo con sus grandes ojos. Y sonríe. Es muy decidida. Y hermosa. E
inocente. Y me dejo ir. Y cierro los ojos. Y la atraigo hacia mí y la sonrío. Y nos
besamos con deseo. Y ya sabe un poco a mí. Y
decido hacerle el amor. Ella
sacude la cabeza y luego me besa.
—Me
gustas con locura.
—Y
tú a mí.
Scusa ma ti chiamo amore - Federico Moccia
Una calle. En la periferia. Calle de tráfico, contaminación,
ropa tendida, caótica, de contenedores abollados, de pintadas sin amor,
improvisadas. Sus calles. Mauro conduce una vieja motocicleta hecha polvo; lleva
el casco puesto pero sin abrochar, y una cazadora Levi's gastadísima, sucia de
tanto tiempo sin lavarse. Apaga el ciclomotor y lo
aparca debajo de su casa, en una plazoleta de ladrillos agrietados por el
sol, con una barandilla herrumbrosa por el
paso de los días. Se ve una persiana bajada, una vieja tienda de comestibles que ha cerrado, abandonándolo
todo, dejando tan sólo los melocotones pasados, que, a estas alturas, ya
están aplastados en el suelo, tanto, que será difícil desincrustarlos de
allí. ANTIGUOS SABORES DE UN FRESCO DE VIDA YA PASADA.
Scusa ma ti chiamo amore - Federico Moccia
Entre ruinas del pasado y el placer del presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario