A final de cuentas, ¿qué importa el qué dirán?. La gente siempre va a hablar, siempre encontrarán algo de que criticarte, nunca le podrás dar gusto a todos. Por eso es mejor darse gusto a uno mismo cuando conoce sus propios límites. Mientras tu seas libre los demás no importan.
—En mi
opinión, es sólo una cuestión de miedo.
—¿Miedo?
—Miedo a amar. Repito, ¿qué puede haber más hermoso?
¿Qué riesgo mayor vale la pena correr? Con lo bonito que es entregarse a la
otra persona, confiar en ella y no pensar en nada más que en verla sonreír.
—Sí, es muy hermoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario