Porque no hay nada mejor que la sonrisa del inocente, ni la felicidad que produce la ignorancia. Que la sombra de la tristeza no se pose en tus mejillas, y que los rayos de la verdad dolorosa no te cieguen por mucho tiempo. Que no tengas que usar gafas de sol para tapar tu pena. Y menos aún que tengas que pintar muchas sonrisas encima de esa cara larga. Para todo ello habrá que luchar a contra corriente, si. Y te caerás una y mil veces, te rasgaras los pantalones y derramaras lágrimas. Lágrimas que tiempo después, seguro que serán alegría, satisfacción...Y FUERZA.
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